sábado, 4 de julio de 2009

Respuesta-volar

Siguen los ojos cerrados mientras sigo empujando, acaba una noche en tu cuerpo mientras despierto solo, sigue el colchón recibiendo algo que había sido tuyo durante este tiempo.
La alarma me retira también de este resignado colchón, de este improvisado, provocado pubis. Tomo una ducha que no enfría, me acompañas en desayuno, sigues hablando alto y claro. Cuentan mis manos que añoran cuerpo, labios, pezones y pechos. Quiere escapar esta llave de la boca, supongo que desea viajar hasta el fondo del mar, matarile, rile, rile.
Calientan la leche mis manos, derriten galletas que untar, aparece mantequilla por todos lados, mermelada de fresa, manos urgándolo todo.
Abandono mesa, me abandono a un deseo solitario en el que todo ocupas, dejo encontrarme en manos mutantes, dedos contorsionistas que se vuelven agujeros, dedos que recorren cuerpo...
Termino vacío llenando esos huecos, esparciéndome en una habitación a la que no sé cómo he llegado.
Pienso que deayunar con Campanilla puede acabar en un país de Nunca Jamás al que deseo volver, en el que encuentro muchísimos dedales...

2 comentarios:

Urlanda dijo...

Un texto hecho con deseo y el dibujo complementa puramente la pasión que te llegaba desde lejos.

Sin duda, Campanilla estará feliz de recibirte en ese mágico país, y desayunar contigo a todas horas.

Dedal

Urlanda dijo...

Hooolaaa¡¡¡
Siete dedales por cada uno.. =D