miércoles, 15 de octubre de 2008

ORO EN LOS ZAPATOS.

Descripción de la imagen elegida para la fachada 2. El protagonista de la escena es el zapato de oro.
EL ZAPATO DE ORO.
El Zapato de Oro, ese objeto que representa la tradición, que carga en su empeine una parte importante de la historia de Arnedo, se ha dejado retratar por el lapicero, quien necesitó la ayuda del rotulador para conseguir plasmar la relevancia de este personaje. Venía con humildad, con la intención de convertirse en uno más dentro de las imágenes, buscando el lugar que debía ocupar, y eso es lo que ha estado haciendo durante este tiempo. Decenas de párvulos lo observaron atónitos desde sus tribunas, antes de que fuese sustraído de La fragua de Vulcano -donde realmente fue modelado- para convertirse, unas veces, en improvisado receptáculo de chiquillos, otras en objeto de deseo para, terminar finalmente siendo producto de muestra, centro de atención de todas las miradas.
LA COMPOSICIÓN.
Esta escena es un pequeño homenaje al Zapato de Oro, protagonista de la imagen hallándose en el centro de atención. Encontramos en esta escena una enfermera improvisada que muestra, acunando entre sus brazos orgullosa, un Zapato de Oro recién nacido; se aparta para no obstaculizar la visión de una criatura tan bella –lo que hace que la fachada se transforme en una ventana abierta y trasmita la sensación de que el habitáculo continúa dentro del muro-. Mira directamente a los ojos del espectador, haciéndole partícipe del momento, invitándole a compartir la dicha y el regocijo de la presentación, consciente de que el dorado Ser caminará firme y decidido por el mundo, será el embajador de esta ciudad por doquiera que vaya. Son los finales de los 70, la modelo viste las últimas tendencias de aquella temporada. Aparece de nuevo en este ambiente el personaje del duende, ese trabajador incansable que ha salido de su ilustración para convertirse en un espectador más, pero no ha podido permanecer fuera del muro, e impaciente, lo invade para abrazar a un pequeño que ha nacido en mayores proporciones que él mismo. Sirve este elemento como identificación y referencia para los curiosos que se acerquen a la escena al tiempo que potencia la sensación de bienvenida del protagonista. No podía faltar en el acontecimiento la molécula del calzado, discreta y semitransparente, trasfondo necesario que será cimiento y madrina del nuevo ser.

8 comentarios:

Sux dijo...

Me encantan las ilustraciones y el texo. Y como lo explicas. Y como lo cuentas. Y como como.

Mua bolondro

Luis dijo...

Tus textos, Nemes...., hummmm..., me recuerdan a algo. Algo que tengo escondido en algún lugar de la memoria, y no sé si en alguna capa entera de mi piel. Es una sensación..., no consigo identificarla,...pero , en cualquier caso, es algo grato con lo que disfruté.
Tendré que seguir leyéndote para desbrozar el umbrío bosque de mi memoria.
Un abrazo bolondrón.

José Prades dijo...

Gracias Sux, a mi también me encanta como comes, y como nos lo cuentas.

Luis, la verdad es que no sé de dónde he copiado este tipo de redacción. Veo que este es un camino que has recorrido... sigo tu estela pues...

Luis dijo...

Oh, no, Nemes. No me refiero a que lo hayas copiado de ningún sitio. Te conozco poco, pero sé que eres un papel en blanco que rellenas con tu hermosa imaginación y tus danzas con ella son originales. Yo sí que copio, pero únicamente para que me sostengan muletas que puedan hacer andar mis propias piernas. Los andares de un cojo también pueden ser hermosos.
Y ya sé a quién me recuerdas. Tenía una compañera en COU llamada Africa María -me encantaba su nombre-, sus padres la echaron de casa y se ganaba la vida en un Pub de top-less. Muchas veces iba a buscarla al trabajo para llevarle a casa. Imagínate la cara que puse la primera vez que fuí a recogerla, entré en el local y la ví con su ¿uniforme de trabajo?. Bueno, pues Africa hablaba igual que tú escribes. Igual. Creo que fue la primera persona que me enseñó que las palabras son más importantes por su música que por su significado.
Tú eres un clarinetista de palabras. Por eso me la has recordado.
Un abrazo.... y abróchate la camisa, que ya hace frío y vas a coger un aire, jajaja...

Luis dijo...

Bolondritos, estás bien?

Sux dijo...

Volveras por navidad con un turrón bajo el brazo? besito

Lara tiene alas dijo...

En los zapatos llevamos escrito parte de nuestras emociones. Parte de lo que nos gustaría ser y parte de lo que detestamos.

Hoy robo tu zapato. Me lo pongo. Lo uso. Lo disfruto. Lo mimo. Lo cuido. Lo beso.

Muaks grande

lara tiene alas

P.D: Y que decir de las ilustraciones....aiss!! Me encantan.

José Prades dijo...

Hoy camino descalzo porque ayer entraste a ponerte el único zapato que vestía.
Ese zapato que en tus manos se ha convertido en bota de siete leguas.
Vuela zapato, vuela...
en Lara.