martes, 13 de enero de 2009

Domingo por la mañana...

Fue una noche de composiciones culinarias en platos, de copas llenas que iban derramando líquido, de mi hermano pequeño en el hotel, grande hasta las trancas. De risas contagiosas, de mujeres enmascaradas tras divertidas muecas, abrazos fraternalmente húmedos al son de diferentes sones, ingenuas conversaciones acaloradas...
Anoche desfilaron ante mis ojos todas las mujeres del mundo, y con ellas, tras ellas, según ellas, supongo que más tarde en ellas, sobre ellas, bajo ellas... todos los hombres...
(y tras ellos sus maridos)
Amanece resacosa invernal mañana de domingo. Despierto sobre sábanas vacías mientras el cielo teje traje de nubes con las que vestirse. El calor de mi cabeza me acerca al puro que ya enciendo en la ventana, humo que termina sabiendo al humo del sábado.
Otra cabeza empieza a encenderse. Trabajo infructuoso el del móvil buscando vagina ansiosa de rodear mis carnes.
Trabajo que acepto hasta quitarme un peso de los cojones.

3 comentarios:

José Prades dijo...

Este texto nació para ser carta a un amigo, pero encontró la forma demasiado tarde.
Fue publicada en "La casa sin barrer..." pero por problemas técnicos que desconozco, que han supuesto la desaparición (espero que temporal) de ese blog, he decidido publicarlo en los Bolondros...
Un saludo

Lidia dijo...

Por supuesto has hecho bien en ponerlo aquí, mientras arreglan los problemas técnicos y recuperan la casita.

Ya te comenté, que me encantan tu forma de escribir y tus ilustraciones. Un saludo bolondreado y muchos besos.

Lara tiene alas dijo...

Cuando publicaste este post en la casita me quede sin palabras. Hoy vuelvo a estar muda....pero feliz.

Un abrazo grande de miércoles

Lara tiene alas